Día 29 #quedateencasa por decreto

Domingo 12 de abril de 2020. Domingo de Resurrección.

Mamá dice que la vida es como una caja de bombones: nunca sabes lo que te va a tocar.

Tonto es el que hace tonterías.

Aquel día, sin ninguna razón en particular, decidí salir a correr. Corrí hasta el final del camino, y cuando llegué, pensé que tal vez podía correr hasta el final del pueblo. Y cuando llegué, pensé que tal vez podía correr hasta el condado de Greenbow. Noté que si había llegado tan lejos, tal vez podía correr a través del gran estado de Alabama. Corrí derecho hasta el océano. Y cuando llegué, noté que ya había llegado lejos, y que tal vez debía dar la vuelta y continuar corriendo.

Forrest Gump.

Domingo de resurrección, así que hemos asistido a la misa de Resurrección en la Catedral de la Almudena.

Antes de eso tocaba la compra dominical. A pesar de seguir limitados, con mascarillas y guantes o sin mascarilla, que ya se ha encargado Don Pedro de proveer y por eso no hay, el ambiente se percibía menos tenso, de hecho no había nada de tensión. La gente va mas suelta pero con cuidado y a pesar de las pequeñas torpezas, la naturalidad impera.

Me resultó curioso observar que había trabajadores de Alcampo sin mascarilla, lo que me hace pensar que ya han pasado la enfermedad. Por lo demás la compra fue mas pausada y ya he vuelto a leer etiquetas, sin recrearme, y a elegir lo que cojo. Cierto es que la harina es ahora el producto estrella, pero como estoy bien surtido, por ahora no tengo problemas. Tengo harinas varias y levadura.Lo que no llevo tan bien es el coñazo de la desinfección, y aunque estadísticamente la posibilidad de contagio es extremadamente baja, hay que limpiar uno por uno todos los productos adquiridos.

En otro orden de cosas el día ha estado completo y como todos no he tenido tiempo de hacer lo que el cerebro pensaba que iba a hacer.

Entre compra, misa, comida, remoloneo, deporte, videoconferencia múltiple familiar y repaso de varios vídeos de youtube apañados hemos estado.

La Semana Santa ha acabado y lo mas señalado ha sido la lluvia. Que raro.

Por el lado de la fotografía seguimos estirando las posibilidades y en un alarde de astucia y con una gran temeridad, jeje, me baje la cámara para hacerle unas fotos a una amapola en los traslados casa coche.


Parece mentira, pero hay que ver lo que alegra la tontería.

Con la vecindad, mas de lo mismo, el elemento solidario ha tenido a los nietos todo el fin de semana, aplausos, Resistire el paseador de perros, etc.. nada reseñable.

En fin, que mañana será otro día.








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