Dia 7 #quedateencasa por decreto
Sábado, 7 días desde la declaración del estado de alarma.
Parece que hay menos gente por la calle y después del amago de salida de finde de algunos inconscientes, la cama y el silencio imperan en las ciudades. He empezado con la compra, y al igual que ayer, en dos sitios. Básicamente quería comprar el pan y el periódico, aunque luego obviamente hay que aprovechar el viaje, que ya no es un poyaque es un esto que me ahorro para la próxima. Y es que el sábado el pan tiene que ser el integral de Mercadona, y en Alcampo el periódico, porque hay gente trabajando para que esté allí, y si siempre hemos sido de prensa ahora también hay que apoyarlos.
La de hoy ha tenido la variante de la cola al entrar, con control de número de personas y de uso de guantes. No voy a decir que haya sido desagradable, porque más que eso era surrealista. Quién nos iba a decir hace poco que estaríamos como en una película de terror sociológico.
Lo mejor, lo civilizada que estaba la gente. Silencio, respetando la distancia y sin agobios. Lo peor con miedo. Y es que era curioso observar como cuando alguien salía y avanza en paralelo a la fila, esta se desviaba levemente y como en una perfecta coreografía apartándose del sujeto o sujeta (que no sujeta nada pero hay que decirlo asin).
Por lo demás el día se ha pasado volando y me ha faltado tiempo para ver a los monologuistas de Valladolid. Aparte del rato raaaaaaato de redes sociales he estado viendo por youtube el programa de ópera de Ramón Gener, que crack, un curso de fotografía nocturna y haciendo un poco de deporte.
No ha sido mal sábado, salvo en el aspecto fotográfico. Necesito sol porque no me llenan las fotos grises. Así que a pesar de no salir estoy pendiente del tiempo, por cierto, mañana va a llover.
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