Día 44 #quedateencasa por decreto.

Lunes 27 de abril de 2020.

Reyes o gobernantes no son los que llevan cetro, sino los que saben mandar. (Sócrates)

Cada lágrima enseña a los mortales una verdad. (Platón)

El castigo del embustero es no ser creído, aun cuando diga la verdad. (Aristóteles)

Hoy volvemos a recuperar el tele-trabajo, trabajo que no deja de ser la misma historia, es decir que cuando mas tranquilo estés haciendo tus cosas alguien vendrá o te llamará para dar por saco.

Y que tendrá de atracción el molestar. ¿O es que es innato al ser humano y se aplica inconscientemente?. Eso será porque no puede haber tanto porculero por voluntad propia.

Además de revisar algunas cosas y con la tranquilidad general que hay por la falta de actividad he podido hacer deporte, que después del flan de ayer, que por cierto como sobraba hoy he repetido, era de obligada realización.

Por la tarde bien gracias aprovechando las formaciones de nubes que han ido discurriendo. El resultado no se si será del agrado del personal, pero yo me lo he pasado bien.

De los paseos infantiles mejor no hablar, porque hasta con eso hay bronca a cuenta de si hay manipulación, de que si será excusa para condenarnos a un encierro perpetuo, o son solo cuatro alelados que serán oportunamente corregidos.

En fin, esto debe empezar a cambiar ya o nos matamos. No es tan difícil hacer una recuperación con medidas de control, pero claro, el capitán de este barco que nos ha tocado, bueno que este pueblito español eligió en las urnas, no tiene ni pajolera idea y además no hace mas que meter la pata. 

Así que como va a facilitar las separaciones, mascarillas y el mantener una tasa de contagios razonable para el sistema sanitario, sino hay forma de hacer los test necesarios y nos dedicamos a mentir a la OCDE inflando los datos. Y además es que nos pillan y s que además el espabilado (perdón señores censores) va y se jacta de que estamos entre los 10 países que mas test hacen.... MENTIRA.

Mientras tanto aquí estamos, esta tarde aprendiendo de colores, y es que lo sabemos todo de todo hasta que te enseñan que no. La pena es que después de 44 días encerado no he aprendido todo lo que creía que iba a aprender. Como engaña la percepción del tiempo.

En fin, aquí os dejo unas fotos de hoy.

Y mañana será otro día.












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