Día 43 #quedateencasa por decreto.

Domingo 26 de abril de 2020.

«Todo lo que escuchamos es una opinión, no un hecho. Todo lo que vemos es una perspectiva, no es la verdad.»

«Tú tienes poder sobre tu mente, no sobre los acontecimientos. Date cuenta de esto, y encontrarás la fuerza.»

«Cuando te levantes por la mañana, piensa en el privilegio de vivir: respirar, pensar, disfrutar, amar.»

Marco Aurelio. Romanorum Imperatorem (121 a. C. – 180 a. C.) .

Y este domingo ¿Como empieza?, pues yendo a la compra. Otra vez. Pues sí, este fin de semana he ido a la compra mas veces que las últimas dos semanas. Ha sido debido a la torpeza del sábado, porque tenía programado ir al Mercadona el sábado y al Alcampo el domingo, al Mercadona a por Harina, la de 5 kg y el maíz de las latas pequeñas básicamente, y al Alcampo a por el pan grande de pueblo y a por el periódico. Lo del pan es para que el panadero descanse el domingo y el lunes, y el periódico porque es importante que se mantenga la prensa y no solo por internet. Además el papel sigue teniendo su encanto, y mas el periódico de los domingos.

De todas formas la compra ya no es tan estresante y está volviendo a ser un acto natural, aunque no por ello se relajan las medidas higiénico sanitarias. Bien es cierto que mentalmente si hay una relajación, al menos por mi parte, y es que además de criterios sanitarios procuro imponer criterios matemáticos por el bien de la salud mental.

Esto es simplemente aplicar la estadística a los riesgos, para poner las cosas en su justa medida, y en cada espacio y situación preocuparse por lo esencial sin desmedidas. Por ejemplo, criterio básico, mantener la consciencia de las manos y conseguir no tocar la mascarilla y menos la cara, higienizando los guantes con el hidroalcohol que llevo en el bolsillo cuando la actividad realizada lo recomienda. No sacar el móvil para nada, salvo que en la pulsera vea quien llama o quiere contactar y tenga que hacerlo, y con la aplicación de alcohol desinfecte de nuevo.

Después, y con el debido respeto, los riesgos en el super son porcentuálmente bajos, por lo que no hay agobios. Vigilar al personal y los cruces, por supuesto, y acordarme de la parentela de los torpes que se paran donde no deben a ver las musarañas también, pero en equilibrio.

Pues ya estamos abastecidos, y lo segundo mas significativo la salida de los padres. Y mal empieza el espectáculo, que lo primero que aparece es la familia telerín, padre, madre embarazada, y tres niños, de los cuales el mayor, al menos, tonto perdido.

Tonto porque desobedeciendo al padre y a pesar de varios "que viene un coche", ni puñetero caso haya que agarrado por el brazo es sacado de la vía y debidamente abroncado, y segundo porque al pasar debajo de mi balcón me empieza a llamar "eh, señor", yo que  estaba mirando la evolución del rosal y por supuesto no le hacia ni caso.

Se ve que a la madre le hacia gracia el tontin, porque a la cuarta y a la vista de que caso cero, le dijo que no molestara y que el señor estaba en su casa. Vamos que digo yo, partiendo de la base de que me la suda, no se da cuenta la señora, y el padrecito, que a lo mejor si alguien eta encerrado y no puede salir, puede pensar que le están tocando los huevos, al igual que piensan muchos de los sacaperros, y que a lo mejor el niño de los peines se puede llevar un improperio. Y claro a la vista de lo que pasó en general, por mucho que el gobierno de nuevo nos quiera manipular y quitarle hierro diciendo que se han portado bien, uno se pregunta porque leches no dejan salir a todo el mundo, total....

Lo bueno es que ha sido una oportunidad para sacar la cámara e ilustrar otro paso mas en el proceso de lo que sea que esta haciendo este gobierno. (Loados sean los Picapiedra. Saludos a la GC).







Después de una mañanita dominical, consu misa en streaming y su relax dominguero, a comer, y lo traigo a colación porque venía con premio, había que comerse el flan de huevo que provocó la segunda compra del sábado. Y no es porque lo hiciera yo, pero estaba que te pasas. Es muy fácil de hacer, así que el único mérito que tiene es ponerse. Lo malo o lo bueno, es que entre la cervecita y el flan, tres horas de siestaca... madre mía que disparate, imposible despertarse y ponerse en pié. así que como castigo acabe con una sesión de deporte casero.



Y además del tempo escribiendo en el blog, el domingo no dio para mas.

Y mañana será otro día.













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