Día 11 #quedateencasa por decreto.

Hoy es miércoles, y seguimos al pie del cañón, cada uno en su sitio, resistiendo para no vernos doblegados, aguantando y capeando el temporal, luchando contra la tristeza, la ansiedad y la angustia. Contra el miedo no, porque aunque creamos que lo tenemos, en realidad estamos confundiendo esa ansiedad y angustia social con el miedo.

Estoy seguro que la gran mayoría de la gente si la pides que se ponga una mascarilla, unos guantes, que se tape con una bolsa de basura y que suba a ayudar al hospital, va a ir. Y es que el ser humano es algo increíble.

Es cierto que hay mucho gilipollas, mucho sectario irreductible, mucho egoísta, pero si lo miramos bien, son una inmensa minoría. En un país de cainitas, de odios irreconciliables, de autismo social, es increíble la respuesta ante la crisis. Que tengamos los gobernantes que tenemos, es culpa nuestra, de nadie mas, pero a pesar de ese errático y desconcertante mando, tiramos para adelante sin pestañear.

Que me desvío. Ustedes perdonen (si es que hay alguien ahí).

Sobre el día, pues otra vez que no me da tiempo a hacer lo que tenía pensado. A ver si la semana que viene que no trabajo avanzo algo.

Sobre lo que de verdad importa siguen apareciendo caras detrás del coronavirus, muertos, ingresados, aislados, amigos que sufren, mayores solos o acompañados sin que sus hijos puedan ir verlos, actividades canceladas, planes rotos o a punto de hacerse añicos...

En eso todos los días son iguales porque te acuerdas de la gente y vuelves a ver caras detrás del coronavirus, muertos, ingresados, aislados, amigos que sufren, mayores solos o acompañados sin que sus hijos puedan ir verlos, actividades canceladas, planes rotos o a punto de hacerse añicos... 

Pero no os equivoquéis, estoy perfectamente, fuerte de ánimo y espíritu, en paz con el mundo y reñido conmigo mismo porque podría ser mejor y no lo soy.

Y por supuesto, me he vuelto a desviar, así que resumo:

Levantarse y afeitarse, desayunar, trocear pan para los jilgueros, lavar una manzana, vestirse, ir al coche, ir al curro. Enciendo el ordenador, repaso correos documentos , noticias, novedades, doy novedades, paseo por el pasillo, abro todas las ventanas, respiro (y huelo el aire.. por si acaso) y al terminar, al Mercadona (otro nido de héroes).

La compra extraña. -había mas gente y menos cosas, pero he pillado fruta, lácteos, levadura fresca y harina, que mas se puede pedir.

Ya en casa al llegar no permito que mi mujer me ayude y voy limpiando la compra, las manos, colocando, limpiando las manos, limpiando el móvil, limpiando las manos.

Y por la tarde he hecho las fotos del día, he dormitado un rato, y me he dado de alta en My Opera, y tras ver una hora de la traviata me he puesto aquí, que si no se me acumula.

No ha habido deporte ni curso de fotografía. Que desastre, necesito mas tiempo, que llevamos 11 días aislados y se me están pasando volando y no tengo los deberes hechos.




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