Ausencias

Despues de un montón de días he vuelto a la ciberrealidad, que es la realidad virtual de lo cibernético, o sea que no es real sino virtual impulsado por mi yo real de la vida real que es real pero no virtual, pero virtualiza lo real en un mundo no real sino virtual, usease, que he vuelto a escribir aquí.
Despues de la gilipollez debería pedir perdon y despedirme por decir estupideces, pero cabezón cual Garzón que es uno, que no se va ni se inhibe ni na.
Y he vuelto porque he estado de viaje. Por suerte o por desgracia he estado muchas veces fuera de casa. Nunca se sabe a ciencia cierta si esto es una ventaja o una desventaja, y es que al hablar en la distancia con mi dulce y querida esposa, que no parienta, aunque si mi señora por imperativo legal, o sea que así lo dice la cultura popular, digo.............. pero en que charcos me meto oooño.
Como decia, los viajes laborales pueden ser agradables a veces y otras muy pesados, a veces no quieres irte, pero descansas y se vuelven agradables, otras veces te apetece y te aburres como una mona, pero en todos los casos tienen una cosa en común, en algún sitio tienes que dormir, siendo la opción mas común y popular el hotel.
Sitios curiosos estos donde la gente va y viene y donde compartes mas de lo que parece. Te crees que estás aislado y no, no lo estas. Subes y bajas con desconocidos, comes y desayunas con caras que en dos días te suenan y que estblecen un pequeñito y lejano vínculo como familiar y sobre todo, aunque duermas solo, parece que duermes con dos o tres, porque en el afan de ahorrar, las paredes que separan las habitaciones son tan delgadas que si frotas se transparentan.
Así que aunque no quieras, disfrutaras de las siguientes delicias de tus vecinos:
- Oiras todas sus conversaciones
- Oiras como hablan por el móvil (media conversación)
- Descubriras sus gustos favoritos en televisión.
- Oiras como mea y realiza sus deposiciones (silenciosas o acompañadas de hilo musical)
- Oiras ronquidos, pedetes, pedotes y otras actividades
Y sobre todo, OIRAS SUS DESPERTADORES UNA HORA ANTES DE QUE TU TENGAS QUE LEVANTARTE, ACOMPÀÑADOS POR PASITOS AL BAÑO Y EL CHORRITO. Y es que ese chorrito matutino no tiene precio, porque te preguntas, ¿ME LEVANTO AHORA AL BAÑO O ME ESPERO? y ves el reloj y te cagas en sus ........ pero algo se remueve y ya te han hecho la puñeta sin remedio
Tambien existe una variedad sobre despertator, y es el que nada mas sonar un pipipi pii pipipi piii, o un tono horrendo de móvil, de repente enciende la tele y se oyen NOTICIAS, tragedias tontunas y demás agradables cosillas.
Y es que la tele de los hoteles debería estar manipulada para controlar el volumen, ya que parece que el ser humano no entiende que el sonido se propaga mas allá de sus oidos y que por tanto puede molestar. Solo una vez disfruté como un enano con esto y fue al descubrir que el cable de antena de la habitación de al lado, y que tenía la tele a unos 120 decibelios, pasaba por mi habitación y que se accedía a su conexión con facilidad. Así que provocando contactos vivo-masa dejaba de ver la tele y se oía el ruido de nieve. El cabezón aguanto mucho, tele a toda pastilla, rrrrr, rrrrrr, rrrrr, que le provocaba. Bajaba volumen o apagaba, paz entre los hombres de buena voluntad. Volvía volumen alto, dinamita pa los pollos y sin tele que se quedaba. Supongo que todavía se preguntara que coño le pasaba a la tele.
No obstante lo normal es salir perdiendo, y es que cuando te toca un vecino coñón, te has caido con todo el equipo y no hay solución, no duermes hasta que el no quiere y punto.
Todavía recuerdo con horror una noche en Canarias. Por la tarde al salir a dar una vuelta vimos a unos treinta chavales que emitían sonidos guturales y gesticulaban sin parar, y un compañero dijo: "sordomudos, vaya noche nos espera". Yo no lo entendí hasta la noche. Ya estaba en la cama y de repente empece a oir horribles sonidos por los pasillos. Eran infrahumanos, el típico sonido que en una pelicula pondrían a una bestia del averno creada por un cientifico loco.
Los sonidos se multiplicaban acompañados de carreras y portazos. Yo salia y no veía nada pero seguia oyendo ruidos. Eran los sordomudos, que como no se oyen los cuatro sonidos que emiten los hacen a todo volumen. Así que a las cinco de la mañana (me levantgaba a las seis) baje a recepción. Por el camino habia charchos pegajosos de bebidas, suciedad por todos lados... El pobre recepcionista me pidió perdón y dijo que el de seguridad llevaba toda la noche detras de ellos y que no conseguía nada. resignado subi a la habitación. A las cinco y media ya no se les oía así que pude dormir veinte minutos, porque cerca de las seis gritos en el pasillo de nuevo me despertaron. Esta vez era mas simple, uno gritaba: "ABREME, CABRON ABREME LA PUERTA". Por supuesto ni el cabrón abrió ni yo tenia fuerzas para salir a llamarle hijo puta por chillar.
Bonitos sitios los hoteles.

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