Vamos vamos, que nos vamos.

Las vacaciones son un momento único para demostrar hasta donde la familia permanece unida.
Da igual que hablemos del verano, Navidad o Semana Santa, se trata sin más que un periodo de tiempo rodeado por la salida y sus preparativos y el regreso y sus preparativos.
Y es que la ciencia ha sido incapaz de descubrir los misterios de los preparativos, y por tanto sigue sin haber un remedio que mitigue la ansiedad que provoca hacer maletas y organizar lo que cada uno tenga que organizar.
El problema se inicia a la hora de meter cosas en maletas y bolsas, y es que parece que las cosas tienen vida propia y que todas se quieren ir de vacaciones. Nunca se acaba, las cosas vienen y se introducen y siguen viniendo e introduciendose en las maletas, y se cierra la maleta y siguen apareciendo cosas que quieren ir de vacaciones.
Pero ¿Es que no se puede salir con un par de cosas y ya está?, pues parece que no.
Sin embargo a mi lo que mas me emociona es "salir de casa", ese momento es como vivir en un bucle temporal, crees que has salido y no es así, sigues dentro, parece que salimos pero alguien se mea, y ya sabes, si no quieres parar por el camino... Tienes la ilusión de que estás en el ascensor, pero realmente estas con la puerta abierta dentro de tu casa porque alguien se ha olvidado de algo, o hay que peinarse, o quien creía que había meado no lo había hecho, y la angustia de la irrealidad te reconcome. Puedes gritar, patalear, arrancarte los pelos y no habrás conseguido nada. Una negra sensación cubre tu corazón y la sensación de estar atrapado te corta el aire y te impide respirar.
De repente estas jugando al tetris con las maletas y bolsas en el maletero y te preguntas, ¿Pero como he salido de casa? Tu mente lo ha borrado, porque ha sido tan horrible, que tu subconsciente lo guarda para que no sufras, pero cuidado, que ese cabroncete de subconsciente te lo devolverá en forma de sueño, sueño he dicho, no, en forma de PESAAAADILLAA.

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